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Las claves para entender Age of Sigmar

28 junio, 2015

Finalmente los rumores se confirmaron y ya hemos podido ver las primeras miniaturas de Age of Sigmar. ¿El resultado? el que se venía anunciando desde hace ya bastante tiempo: peanas redondas y nueva estética más retrofuturista.

age of sigmar

Las reacciones, por supuesto, no se han hecho esperar, y una frase ha resonado fuertemente en foros, redes sociales, y demás herramientas de comunicación: ‘Pero si esto es Warhammer 40.000’.

Y sí, ciertamente esto parece Warhammer 40.000. De hecho si comparamos el contenido de lo que, suponemos será la caja de inicio de Age of Sigmar, con lo que viene dentro de Dark Vengeance se observan varias similitudes.

Esto se parece mucho, oiga.
Esto se parece mucho, oiga.

Hace ya varios meses que se intuía el interés de Games Workshop por ‘cuarentamizar’ Warhammer, y El Fin de los Tiempos fue la excusa perfecta para dar carpetazo y acabar de una vez por todas con un juego que no daba los resultados económicos esperados y que no parecía casar mucho con la política comercial de la empresa.

Porque para Games Workshop el asunto está bastante claro. 10 miniaturas cuestan 35 €, pero por ese precio el cliente tiene que sentir que ha comprado un producto completo, cosa que no estaba ocurriendo con Warhammer y que suponía una pérdida importante de ventas. Creo que no es necesario desarrollar esto mucho, sino tan solo mencionar que desde la psicología del consumidor se percibe con mucho mayor agrado un gasto de 35 € en una unidad completa de Marines Espaciales que uno de 25 € en 10 Elfos Oscuros para tener solo un tercio o una cuarta parte de la unidad.

Con Age of Sigmar se consiguen dos cosas: la primera es reducir el número de miniaturas que compone una unidad para que el cliente no sienta que debe llevarse 3 o 4 cajas si quiere tener algo que desplegar sobre la mesa. La segunda, por supuesto, es poder vender cajas con el mismo formato que las actuales de Warhammer 40.000 y al mismo precio.

age of sigmar
Esperad ver cajas como esta en próximos lanzamientos de Age of Sigmar.

Pero Warhammer arrastraba varios hándicaps aparte de su formato de venta al público. Puede que a un fiel seguidor esto le parezca raro, pero el gran público por lo general percibía Warhammer como un juego constreñido y limitante. Para muchos, entre los que me incluyo, esos regimientos en perfecta formación con sus estandartes ondeando al viento son el pilar visual sobre el que se sustenta la belleza de un ejército, pero ahí donde unos veíamos arte, otros (no pocos) veían un impedimento a la comodidad, la diversión y la fluidez en el desarrollo de la partida.

A una gran mayoría de aficionados no les gusta pivotar, no les gusta tener que encarar su unidad hacia el enemigo y no conciben el arco de visión frontal entre muchas otras cosas. Games Workshop también era consciente de esto, y por ello ha decidido cortar por lo sano. ¡Peanas redondas! Los jugadores de Warhammer parecen tolerarlas bien y los jugadores de Warhammer 40.000 están habituados a ellas.

Luego está el tema estético. Para gran parte del público, el futuro tira más que el pasado, y las armas modernas gustan más que las espadas, las picas y los arcabuces. Si pensáis por ejemplo en el mundo de los videojuegos, la saga Call of Duty no tuvo un éxito verdaderamente masivo hasta la aparición de la cuarta entrega en el año 2007, que fue cuando se le añadió por primera vez el sobrenombre ‘Modern Warfare’ y se cambió el marco histórico de la II Guerra Mundial por la guerra actual. De hecho, un año después se regresó a la década de los 40 con la 5ª entrega, ‘World at War’, que no tuvo el éxito esperado. La gente seguía jugando online a Call of Duty 4, y no dejarían de hacerlo hasta la llegada de Modern Warfare 2 en 2009. Recuerdo que un jugador habitual de la saga me lo decía claro y conciso: ‘Prefiero disparar un subfusil a disparar una carabina’.

El steampunk, por otra parte, está muy de moda, y si seguimos con los videojuegos no hay más que ver la proliferación de títulos aparecidos en los últimos tiempos que transcurren en épocas pasadas más tecnológicas de la cuenta. Dishonored, The Order: 1886, Bioshock Infinite o Thief son sin duda buenos ejemplos de esto, aunque hay muchos más. Y dentro del hobby de las miniaturas el asunto no es muy diferente, con montones de marcas y juegos que siguen esta estética, muy vistosa por cierto y que da mucho juego a la hora de pintar. Los Skavens de El Fin de los Tiempos ya nos anticipaban lo que estaba por venir, pues tanto la figura de Thanquol y Boneripper como los Stormfiends ya habían abandonado el aire pestilente, mugriento y gótico de nuestras queridas ratas por un look más limpio y lleno de cables y cañones. Estas miniaturas se diseñaron ya con Age of Sigmar en la cabeza, de modo que las fotos que vimos el pasado día 26 de junio son solo el siguiente paso de una evolución que ya nos venía más que anunciada.

¿A alguien le sorprenden las miniaturas de Age of Sigmar?
¿A alguien le sorprenden las miniaturas de Age of Sigmar?

Y luego está USA, lógicamente el mercado extranjero más importante para Games Workshop. Por si nunca habíais leído estos dos datos, ahí os los dejo: alrededor del 23% de la gente que juega allí es miembro activo de los cuerpos militares, y el 70% de las ventas de Games Workshop en Estados Unidos son de Marines Espaciales. Por lo tanto, cada vez que decimos eso de ‘estas miniaturas parecen marines’ no se trata de una simple percepción, sino que hay fuertes razones comerciales detrás para tratar de que así sea.

Los yankis y los marines; compañeros inseparables.
Los yankis son muy de marines, y eso se nota.

Pero en USA además ocurre otra cosa, y es que Warmachine es muy popular; tanto como para que la propia Games Workshop haya visto amenazada su hegemonía. Así pues, la empresa británica no se ha contentado solo asimilar su juego de fantasía a Warhammer 40.000, sino que también ha decidido entrar de lleno a competir con Privateer Press. Claramente la influencia de Warmachine/Hordes en este nuevo juego ha sido determinante, aunque todavía habrá que esperar a ver el reglamento para saber si ese influjo se queda solo en lo formal y lo visual o si también para al ámbito puramente juegable.

Por último me gustaría destacar algo que me ha llamado la atención y de lo que se ha hablado poco. Muchos comentaban que el nuevo juego ni siquiera se llamaría ‘Warhammer’, de hecho en los primeros carteles que se vieron parecía que ‘Age of Sigmar’ iba a ser el título final. Las imágenes desveladas esta última semana nos demuestran que ‘Warhammer’ era una licencia demasiado potente como para dejar de utilizarla, de hecho me hubiera extrañado que Games Workshop diera un paso así cuando muchas de sus tiendas oficiales están pasando de hecho a usar este mítico nombre como cabecera sobre sus puertas de entrada.

Finalmente Warhammer sigue ahí, pero el mercado demandaba otro juego, y nuestro querido ‘Fantasy’ ha tenido que reconvertirse. Si este cambio sirve para renovar el interés de la gente hacia él, me alegraré por ello, aunque eso sí, voy a echar de menos los regimientos. De todos modos, quién sabe, si el juego de batallas estratégicas de El Señor de los Anillos acabó incluyendo una variante para jugar batallas masivas, es posible que Age of Sigmar también nos sorprenda…

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